Canis

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En una fría mañana de febrero, el cuerpo mutilado de un vagabundo apareció en uno de los suburbios boscosos y desolados de Houston. El cuerpo estaba deteriorado y destrozado por animales. Los animales que perturbaban los cuerpos no eran inusuales, sin embargo, la ciencia forense mostró evidencia clara y muy convincente de que uno o más animales podrían haber estado involucrados en el asesinato en sí. La perpleja policía de Houston le pidió al Director de Control de Animales del Departamento de Salud, el Dr. Duncan MacDonell, que ayudara. Las huellas del animal sospechoso mostraron que era un canino grande, mucho más grande que cualquier perro doméstico. Representantes de Texas Parks and Wildlife especularon que podría haber sido un lobo rojo mexicano muy grande. En una semana apareció un segundo cuerpo, luego un tercero. No pasó mucho tiempo antes de que MacDonell comenzara a sospechar que el asesino podría ser humano y podría ser alguien que conocía.